La clase y la escuela centrada en el aprendiz: doce principios psicológicos.

La clase y la escuela centrada en el aprendiz: doce principios psicológicos.

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Cuando se habla de una clase centrada en el aprendiz el estudiante elige sus propios proyectos, trabaja a su propio ritmo, se entusiasma con el aprendizaje de cosas nuevas, participa activamente en actividades individuales y de grupo.

A continuación se presentan los doce principios psicológicos del enfoque centrado en el aprendiz aplicados a la clase, clasificados en diversos tipos de factores, entre ellos, los cognitivos, metacognitivos, afectivos, evolutivos, personales, sociales y finalmente, factores de las diferencias individuales, mostrando prácticas en el contexto para cada clasificación (McCombs y Miller, 2007), ( McCombs y Whisle, 1997).

     Factores cognitivos y metacognitivos

El primer principio, la naturalidad del proceso de aprendizaje, afirma que el aprendizaje es además de activo, volitivo e internamente mediado. Además, es un proceso en el que se descubre y se construye el significado a partir de la información y las experiencias filtradas por las percepciones, pensamientos y sentimientos únicos del alumno.

En la práctica este principio puede manifestarse al ayudar a los estudiantes a ver cómo lo que aprenden podría ser de utilidad en su vida actual o en el futuro. 

El segundo principio, los objetivos del proceso de aprendizaje, los aprendices conferirán un sentido a todo lo que aprendan, aunque su interpretación no sea válida desde una perspectiva objetiva. Con el tiempo y el apoyo de un profesor consciente de que esto es un fenómeno natural en el proceso de aprendizaje, los estudiantes van a perfeccionar y revisar sus conceptos, rellenar sus lagunas y resolver sus contradicciones. 

Ahora bien, en el contexto educativo este principio se puede observar cuando el profesor evidencia que los estudiantes van comprendiendo mientras construyen el significado, es importante que evite crear una situación en la que el estudiante se sienta poco válido por interpretar algo mal. Una buena forma de comprobar la comprensión del estudiante es pedirle que resuma periódicamente lo que ha aprendido.

El tercer principio, la construcción del conocimiento, nos dice que el aprendiz vincula la nueva información con sus conocimientos previos, que a su vez los emplea para anticipar el futuro, dándoles un significado personal único. 

En este sentido, este principio puede percibirse mientras los estudiantes ven una película o leen contenidos nuevos, el docente podría detener la actividad después de diez o quince minutos y aplicar la estrategia de pausas de tres minutos (en que los estudiantes comentan por parejas lo que han entendido cada uno).

El cuarto principio, el pensamiento de orden superior, nos recuerda que las estrategias de orden superior de “pensar sobre el pensamiento”, observar y supervisar nuestras propias operaciones mentales, lo cual facilita el pensamiento creativo y crítico. Los docentes que conocen el papel que desempeña la metacognición en el aprendizaje enseñan, crean modelos y dan a los estudiantes, de forma consciente y explícitamente, la oportunidad de concienciarse de sí mismos al igual que de su pensamiento en diversas maneras.

 Este principio puede apreciarse cuando los docentes diseñan proyectos que requieren un período de tiempo extenso, piden a los estudiantes que se fijen metas intermedias, acotando sus plazos de ejecución y que autoevalúen dicha ejecución durante el proceso. Y una vez terminado, pedirles que reflexionen sobre el proceso, que identifiquen lo que ha funcionado y lo que no, y extraigan lo que han aprendido en él.

 

     ★Factores afectivos

El quinto principio, las influencias motivacionales sobre el aprendizaje, afirma que la profundidad y la amplitud de la información procesada, y el qué y cuánto se aprende y se recuerda.

Estas cinco influencias motivacionales son fundamentales para la motivación, el aprendizaje y el rendimiento. En la medida en que sean positivas, aumentará el aprendizaje, y cuando sean negativas, el aprendizaje se verá perjudicado.

Ahora bien, en clases este principio puede manifestarse cuando el profesorado es más sensible a los estados de ánimo de los estudiantes, se aplican estrategias como las autoafirmaciones positivas, o la detección del pensamiento (un método para apartar de la mente pensamientos y sentimientos problemáticos). 

El sexto principio, la motivación intrínseca para aprender, señala que los individuos son curiosos por naturaleza y disfrutan lo aprendido, pero que las cogniciones y emociones intensas y negativas (por ejemplo, la sensación de inseguridad, los sentimientos de culpa o la timidez, el miedo al castigo físico, al ridículo o a las etiquetas negativas) pueden disipar este entusiasmo.

Los profesores que tienen en cuenta este principio no se dedican a mostrar dureza con estos estudiantes, sino que se dirigen a los mismos de un modo que les animan, apoyan y se interesan por ellos.

El séptimo principio, las características de las tareas de aprendizaje para aumentar la motivación, la tendencia hacia un aprendizaje y una evaluación más auténticos indica que sabemos que cuando lo que aprenden tiene que ver con el mundo real y los estudiantes perciben la utilidad de lo que se les pide que aprendan, se sienten motivados y aumenta su aprendizaje.

Cuando sea posible y oportuno, los docentes centrados en el aprendiz aprovecharán las oportunidades educativas que ofrece el mundo real.

      ★ Factores evolutivos

El octavo principio, las limitaciones y oportunidades evolutivas afirma que los individuos progresan superando etapas de desarrollo físico, intelectual, emocional y social, que vienen determinadas por factores genéticos y ambientales únicos.

Los docentes centrados en el aprendiz deben conocer las características evolutivas de los niños y utilizar estos conocimientos con el fin de aumentar la motivación, el aprendizaje y el rendimiento escolar.

     ★ Factores personales y sociales
El noveno principio, la diversidad social y cultural, incorpora la idea de que el aprendizaje se ve facilitado por las interacciones sociales y la comunicación con otras personas en entornos de instrucción flexibles, diversificados (en lo referente a edad, cultura, antecedentes familiares y demás) y adaptativos.
Los docentes en la práctica utilizarán sus conocimientos y su comprensión de las culturas de sus estudiantes en sus interacciones con ellos y en la planificación de las asignaturas.
El décimo principio, la aceptación social, la autoestima y el aprendizaje señala que el aprendizaje y la autoestima aumentan cuando los individuos mantienen relaciones de respeto y de atención con otras personas que reconocen su capacidad potencial, aprecian sinceramente sus talentos únicos y los aceptan como individuos.
En el contexto educativo este principio se puede evidenciar cuando se toma en cuenta que cada estudiante es único y posee algún talento, pero éstos vienen envueltos de formas diferentes. Los profesores encuentran la forma de desenvolver cada paquete para descubrir el talento que encierra.
     ★ Factores de las diferencias individuales
El undécimo principio, las diferencias individuales en el aprendizaje, nos recuerda que, aunque los principios básicos del aprendizaje, de la motivación y de la instrucción efectiva se aplican a todos los estudiantes (sea cual sea su etnia, raza, género, capacidad física, religión o posición socioeconómica), los estudiantes muestran diferentes capacidades y preferencias en cuanto a modos y estrategias, de aprendizaje. Además, estas diferencias vienen todas tanto en función del ambiente (de lo que se aprende y se comunica en las diferentes culturas o grupos sociales) como de la herencia (que se desarrolla, de modo natural, en función de los genes).
Los docentes centrados en el aprendiz deben conocer bien a todos los estudiantes de su clase; saber y entender sus debilidades, preocupaciones y esperanzas, y adaptarse a ellas. Además, deben emplear estrategias y prácticas que atiendan a su singularidad y sus diferencias.
El duodécimo principio, los filtros cognitivos se refieren a las creencias, los pensamientos y los conocimientos personales que se derivan del aprendizaje y las interpretaciones previas y se constituyen en la base sobre la que el individuo construye la realidad e interpreta las experiencias de la vida. El docente centrado en el aprendiz sabrá, gracias a este principio, que todos y cada uno de sus estudiantes llegan a clase con su propio filtro o lente a través del que contempla y vivencia el mundo.
En la práctica, el docente validará sus percepciones y solicitará información de sus estudiantes, lo que le ayudará a entender lo que piensan y sienten, así como a apreciar mejor el mundo desde su punto de vista.

 

Referencias
Bárbara L. Mc Combs y Jo Sue Whisler (1997). La clase y la escuela centrada en el aprendiz Estrategias para aumentar la motivación y el rendimiento. Ediciones Paidós.
Bárbara L. McCombs, Lynda Miller (2007). Learner-Centered Classroom Practices and Assessments: Maximizing Student Motivation, Learning, and Achievement.

 

Licencia de Creative Commons
La clase y la escuela centrada en el aprendiz: doce principios psicológicos. Bárbara Mc Combs por Caroleny Villalba se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

 

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